jueves, 21 de julio de 2011

AL OTRO LADO DEL MUNDO



He caído en mares nimbados de ceniza
huérfano de un destino que se evapora
existiendo mísero en las antípodas sin valor alguno.
          Mi vida que fraguaron en ultramar
no me pertenece.
El lugar seguro es el viento que dispuso
que las palabras fuesen lejanas e invisibles
y la verdad como el estallido de una rosa
siempre se aproxima como el aliento del oleaje
o esa luz que refleja la espuma de la orilla.
Has llegado radiante como las altas palmeras que tocan el cielo
o el inmenso acantilado que rompe el ocaso.
            Odias la forma en que se arrolla un hermoso día
los sonidos que refuerzan un combate
y que el ave sea alcanzado en un límpido vuelo.
            Te digo que adoro el agua que te llena el cántaro
de la eterna libertad de la fuente
como las piedras que lame el río
o el sonido que se posa en el alma de algún herido.
            He deseado inclinarme como un frágil rocío
contener la ira serena del viento
y adornar una débil rosa mantenida púrpura de hastío.
            Ahora con un ligero resplandor de guirnaldas
tras el feérico muro que hiere la rutina del alba
soy alguien que ha cambiado
y que anhela tu mirada espontánea
con esa belleza bandana que me enseñas al azar


                                                                                    Nestor Aranibar Alata
                                                                                     Pabellon 16